¿Qué tiempo hará mañana?
Nunca creí que pudiera pasarme a mí, pero así es. Igual que a aquellos señores de chaqueta de pana, camisa blanca y boina que se les caía la baba cuando veían actuar en su pueblo a La Coneja, La Chati o tantas otras, que acudían con su compañía de varietés, así me pasa a mí con Mónica López, que nos presenta el tiempo todas las noches por la 1.
No admite comparación con aquellas mozas de buen ver, sobre todo porque ella va muy recatada (por lo menos por ahora, pero es que estamos en invierno). El caso es que me quedo como alelado, mirando absorto como mueve sus labios balbuceando palabras sobre isobaras, depresiones y fríos nocturnos, como baja esos párpados que encubren unos ojos negros antes de pasar a otra cámara, como se mueve por el escenario,... Sé que detrás hay un mapa de España, y de vez en cuando veo nubes y lluvias, pero cuando me quiero dar cuenta acaba el programa y no me he enterado del tiempo que va a hacer mañana en mi provincia.
Sólo me queda retenida en la retina su imagen de princesa mora, con la que sueño pasear agarrado de la mano por el parque de al lado de casa, sin pisar ninguna hoja pues el barrendero las quitó todas esta semana pasada.